Estoy convencida de que la autonomía de los ciudadanos es una de las competencias fundamentales para conseguir el desarrollo de los países. Esto lo entendí a partir de una clase de humanidades en la que se comparaban los procesos de formación de los estados latinoamericanos frente al proceso histórico norteamericano. Nuestros países se establecieron bajo una ética católica de sumisión, o mítico, en el mejor de los casos, en la que las personas deben resignarse a lo que el funcionario real disponga (Dios así lo quiere, es nuestro destino inalterable). Los conquistadores españoles no llegaron con la intención de quedarse, llegaron grupos de criminales solos, sin familias y sin ninguna otra intención que el pillaje y el enriquecimiento a sangre y fuego, mientras que las comunidades fueron enseñadas a respetar el autoritarismo y a tolerar la inequidad, hoy quien piense lo contrario es subversivo. El pragmatismo norteamericano proviene de las tesis de Calvino y Martín Lutero. Grupos familiares completos fueron desplazados de Inglaterra por sus creencias religiosas. Los primeros puritanos que llegaron a las costas de Maryland en el May Flower, hicieron lo de Hernán Cortés, quemaron los barcos, no había posibilidad de regreso. Al ser familias enteras, desde el comienzo planearon el desarrollo de las ciudades construyendo todo lo necesario para su supervivencia: escuelas, hospitales y fábricas. La colonización del oeste norteamericano fue realizada por pioneros, hombres con el coraje suficiente para emprender expediciones e investigar nuevos territorios. La ética sajona implica que la construcción de riqueza es producto de un esfuerzo coordinado de la comunidad, el desarrollo se construye, no se apropia y por supuesto, no depende del pensamiento religioso, místico o mesiánico, a nadie le va a caer el maná del cielo si antes no ha hecho un esfuerzo a conciencia por lograr sus objetivos. Y hay un aspecto fundamental para este pensamiento que tiene que ver con la adaptación de estas poblaciones a las estaciones lo que implica rigurosos procesos de planeación de las actividades para hacer frente a los cambios de clima. En nuestro territorio, lo más cercano es la colonización paisa a comienzos del siglo XIX debido a la alta densidad de población en las regiones ocupadas. De hecho, observar el desarrollo empresarial antioqueño da fe de que existen cierto tipo de competencias en estos individuos que los hace más versátiles al momento de afrontar cualquier emprendimiento. En lo familiar, laboral o social busco promover procesos de formación y autoformación en dichas competencias, transgrediendo paradigmas y brindando oportunidades para el desarrollo de un pensamiento crítico y autónomo. A mis hijos me gusta contarles historias y charadas: “una mosca en un bus, a qué velocidad va la mosca, a la velocidad de la mosca o a la velocidad del bus?”; “una abeja vuela en línea recta, es más inteligente que la mosca que vuela caóticamente, sin embargo, al estar tras una ventana e intentar salir, la abeja busca la fuente de luz, se dirige allí y se estrella contra el vidrio, mientras que la mosca, en su alboroto, encuentra la ventana abierta y sale”; “objetivamente, el abejorro es muy gordito y tiene las alas muy cortas para volar, el inconveniente … el abejorro no lo sabe”.
A quienes les interese, pueden ir revisando ésto:
Smith, Adam. La riqueza de las naciones.
http://www.eumed.net/textos/06/asmith1-4.htm
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